Nunca se detiene la rebelión en América. Todavía no se callaban los cañones de Curupayty cuando México se levantaba para expulsar a los franceses y a su austriaco emperador. Un poco antes habían resistido Valparaíso y El Callao el ataque de la escuadra española que quería el guano de las islas del pacífico. Las montoneras argentinas no dejaban de alzarse en mares de lanzas y caballos que los ejércitos regulares intentaban frenar. Mismo mar de lanzas que se opuso a los rémington de Roca, hasta que se entregó el último rebelde, Sayhueque, en el año de 1884. En la guerra del Pacífico, un pequeño barquito rebelde le hizo frente a toda una armada, el monitor Huáscar, y su capitán, Grau, resistieron hasta dar la vida por el Perú, como resistieron los guerrilleros de la sierra la ocupación chilena durante tres años.
Rebeldes Antonio Maceo y José Martí en Cuba, puños y letras de la independencia. Rebeldes los españoles de Cuba, Puerto Rico y Filipinas que resistieron el ataque de Estados Unidos, nuevo director del teatro de marionetas.
Hubo guerra civil en Bolivia en 1899, y, el mismo año, la revolución acreana le cercenó otro pedazo de amazonas para dárselo a Brasil en plena fiebre del caucho. Antes de irse el siglo, el Bogotazo incendió toda Colombia.
En 1910 comenzó una rebelión como pocas. Quizás la mas arquetípica de las luchas, la mas romántica y, también, mas dolorosa. Aborígenes de todos los pueblos, campesinos de las grandes haciendas del México latifundista, mujeres, niños y viejos, todos a las armas detrás de las figuras magnéticas de Pancho Villa, que venía del norte, y de Emiliano Zapata, que avanzaba desde sur. Al final compartieron el sillón presidencial en
Se ahogó en sangre la rebelión de la patagonia argentina, como habían fracasado las revoluciones radicales del parque, 1893 y 1905. En Panamá sentó la planta la revolución de los Kuna. En Nicaragua, Augusto Sandino, gran rebelde, enfrentaba a los soldados yanquis de
En esos años, América Latina era un mar efervescente. La revolución estaba en todos lados, en las selvas colombianas o brasileñas, en el monte tucumano, en las ciudades. El Che apareció en Bolivia y fue ejecutado en 1967 por orden, otra vez, de
La década del ochenta vio la vuelta de la democracia, pero las rebeliones no cesaron. En Nicaragua el FSLN y los Contras, los Sem Terra del Brasil, los movimientos campesinos e indígenas de Perú, Ecuador, Bolivia y México y los movimientos que derrocarían a los dictadores. Mas cerca en el tiempo, en 2001 en Argentina estalló la rebelión. También en Venezuela, con el golpe frustrado a Hugo Chávez y en Ecuador con
América ha vivido en rebelión permanente desde antes de la llegada de los europeos. Está en su génesis y en su ADN el rebelarse, el levantarse irguiendo lanzas, fusiles y banderas. Aquí solo se mencionan algunas, y solo algunas de las rebeliones que forjaron y siguen moldeando la identidad de este continente, tan amado, tan temido, tan codiciado que, seguramente, seguirá sacudiéndose y seguirá dando a luz rebeldes.
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