Chau Eduardo, gracias por todo.

La primera vez que leí Las Venas Abiertas de America Latina creí que había entendido todo... después vi que se había publicado en 1971 y desde entonces no entiendo más nada.

Un tipo que no fue historiador, ni economista, ni sociólogo describió una escena histórico–económico–social tan clara y poderosa que marcó una generación tras otra.
Él dijo, hace poco, que había superado esa etapa. Yo no.
Pasear por la historia de América como ha paseado el señor Galeano, haciéndonos sus compañeros de viaje, agregando la emoción vital, la que nos hace diferentes de los animales, al dato o a la anécdota o al documento frío es ver viva a la historia, verla andar por la vereda, dibujada en los rasgos, pintada en las marquesinas, respirando el humo y los pesticidas, bebiendo el agua sucia. Es ver a los héroes descender del bronce y tomarse un mate sobre una pila de huesos y segar esa oratoria de patio, de odas al semidiós infalible cuya epopeya fue suya y solo suya por su extraordinaria e irrepetible condición. Eran hombres nomás, che, dice Eduardo Galeano. Los pinta de cuerpo entero. Los iguala con nosotros, no para restar hazaña sino para mostrarnos capaces. Justo aquello que no quisieron otros que sintiéramos. Que si Bolívar fue Bolívar fue porque era un extraterrestre superpoderoso. Falso. Era un hombre entre otros hombres.
Siempre lo imaginé como un eterno enamorado; enamorado de la condición humana, de su potencialidad, de su capacidad de prevalecer, de amar, y de hacer algo con ese amor, algo grande, algo para muchos. Al final, el amor es eso.
Eduardo Galeano me mostró muchos caminos, muchas horas buscando los libros que él había consultado para escribir los suyos, muchas cosas que no imaginaba de esta parte del mundo, que no sabía que habían ocurrido. Me dio pistas para entender el mundo, su figura y su cara, su frente y su reverso, su orden y sus desobedientes, frecuentemente sacrificados.
Escribió su libro fundamental hace 45 años, y parece que poco, muy poco, se escribiría diferente si se hiciera hoy. 
Su prosa se fue con él y también la posibilidad de leer “Las Venas aun Abiertas de America Latina, 45 años después“, tal vez en los augurios estén las hojas escritas.

martes, 14 de abril de 2015 1 Comment

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