Salvador

El 11 de septiembre es una fecha para reflexionar, para tratar de entender como funciona el mundo, como se mueve y como se estanca. Los medios de comunicación se encargan de bombardear nuestras radios y televisores con anuncios de programas especiales, de documentales y de homenajes a las víctimas. Pocos son los que se ocupan del significado de esta fecha para esta parte del mundo, pocos son los que recuerdan a esas "otras" víctimas.
El 11 de septiembre de 1973, a las 5:30 de la mañana el Presidente de la República de Chile, Salvador Allende, era despertado con la noticia de que la guarnición militar de Valparaíso se había levantado en contra de su gobierno, el cual, vale decirlo, había sido democráticamente electo por el pueblo. Desde el principio, el triunfo de la coalición de izquierda había preocupado a los círculos de grandes terratenientes, industriales y a las multinacionales. Se barajó la posibilidad de impedir que el Presidente electo asumiera su cargo y para ello se sondearon las voluntades del ejército. En ese entonces, el General en Jefe René Schneider manifestó que se atendría a derecho y respetaría la voluntad del congreso, lo cual le costaría la vida cuando se defendió de un intento de secuestro destinado a desestabilizar al país y generar la anarquía. Allende diría sobre este hecho "esas balas eran para mi".
Una vez instalado en La Moneda Allende pondría en marcha una serie de medidas correspondientes a su plan de "socialismo a la chilena" que consistían en la nacionalización de empresas y minas, reforma agraria, aumento general de los salarios de los trabajadores y congelamiento de precios para evitar la inflación especulativa. Si bien al principio el plan arrojó saldos positivos, la situación económica se empezó a deteriorar al comenzar el segundo año de su mandato. Al mismo tiempo, la tensión social crecía, los bandos se ensañaban en una lucha mediática a través de los diarios y se producían enfrentamientos en las calles. Las manifestaciones a favor o en contra eran cotidianas y los mártires de cada facción empezaban a aparecer.
A todo esto se suma el hecho de que Chile representaba un campo de batalla para la geopolítica bipolar de entonces, donde estaba en juego mucho mas que el destino de los habitantes de ese país. Para Estados Unidos era un muy mal ejemplo la existencia de un gobierno de izquierda enclavado en medio de un polvorín social como era América Latina. Para la Unión Soviética, una excelente posibilidad de hacerse de un socio exportador de cobre y, para Cuba, un aliado en medio de la soledad y el aislamiento.
Estados Unidos puso en marcha su plan para provocar la caída del gobierno. Financió la huelga de camioneros que provocó desabastecimiento mientras Henry Kissinger tildaba de "irresponsable" al pueblo Chileno por haber elegido a Allende y sus agentes atizaban los ánimos de empresarios, militares, políticos y religiosos para provocar la insurrección y el golpe. Como por arte de magia, el precio mundial del cobre, principal producto de exportación chileno, se derrumbó.
Finalmente, el día 11 de septiembre Augusto Pinochet, en quien el Presidente confiaba, se pone a la cabeza del golpe e intima a Allende a renunciar al cargo y le ofrece el exilio. Este rehúsa y se encierra en La Moneda junto con sus hijas y un reducido grupo de seguidores armado de fusil. Por unas horas logran resistir el ataque de todo el ejército, hasta que el bombardeo hace insostenible su posición. Dirige desde el palacio un último mensaje a la Nación a través de Radio Magallanes y decide la rendición. Con su fusil AK-47 se quita la vida.
La historia de la presidencia de Salvador Allende es la historia de la América imposible, que cuando creyó que podía cambiar de signo y hacer su propia historia se vió desnuda y a merced de las jaurías de intereses internacionales, de oligarcas terratenientes e industriales y presa de un juego macabro en el que dos gatos juegan con un ratón. La entereza y valor de este hombre es digna de ser recordada, como asi también, la intolerancia y el entreguismo de sus victimarios que se multiplicarán por todo el continente. Miles caerían después del triunfo pinochetista, miles se irían del país. El cobre multiplicaría su valor en pocos días.
En santiago hay una calle cuyo nombre es 11 de septiembre y, aunque haya sido nombrada para recordar un triunfo, hoy su significado debería de conmemorar a un hombre que dio la vida por aquello en que creía.

lunes, 1 de octubre de 2007 1 Comment

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