Revolución de Abril de 1965. Quisqueya da pelea.

El asesinato del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo abrió la posibilidad para que el pueblo de la República Dominicana eligiera luego de tres décadas de dictadura a sus propios representantes.
En las elecciones generales de 1962 fue elegido Juan Bosch, del Partido Revolucionario Dominicano. Inmediatamente inició una serie de reformas que se verían reflejadas en la nueva constitución, promulgada ese mismo año y donde se garantizaban derechos civiles fundamentales, derechos laborales, derechos a las mujeres embarazadas, las personas sin hogar, la familia, los derechos del niño y los jóvenes, los agricultores (iniciando una reforma agraria) y los hijos ilegítimos.
Pronto, sectores beneficiados durante el trujillato, una parte de las fuerzas armadas y la iglesia católica comenzaron a ver una amenaza en el gobierno del PRD. El 25 de septiembre de 1963, un golpe militar derrocó a Bosch y lo obligó a exiliarse en Puerto Rico. Fue derogada la constitución de 1962 y el control estatal quedó en manos de un triunvirato.
El 24 de abril de 1965, un grupo de partidarios peerredistas y jóvenes oficiales del ejército se levantaron en contra de los golpistas con el fin de restablecer la constitución, por lo que se hicieron llamar, "Constitucionalistas". El día 25, el pueblo de Santo Domingo salió a las calles a brindar su apoyo y a participar activamente en la toma del Palacio Nacional.
El mismo día, un sector del ejército al mando del general Elías Wesin y Wesin se denominan "legalistas" y enfrentan a los constitucionalistas, bombardeando sus posiciones.
La ciudad quedó dividida en dos. La margen oriental del rio Ozama y la ciudad vieja quedaron en manos de los "legalistas" y la margen occidental en manos de los constitucionalistas.
Quien había sido nombrado presidente provisional de la república, Rafael Molina Ureña, abandona su cargo y se refugia en la embajada de Colombia. El Congreso de representantes reunido nombra entonces a Caamaño Deño como presidente provisional de la República Dominicana.
Se busca la mediación de Estados Unidos, pero la respuesta del embajador a los rebeldes es que no es momento de negociar sino de rendirse. El coronel Alberto Caamaño Deño se detiene y le dice "permítame decirle que seguiremos luchando pase lo que pase". 
Caamaño convoca al pueblo a que se dirija al puente Duarte "con armas, con palos, con piedras, con las manos" donde los legalistas intentaban cruzar el rio Ozama. Son ametrallados y bombardeados, pereciendo muchos. Las tropas de Wesin son atacadas con bombas molotov, alguna artillería y fusiles. Finalmente, los atacantes retroceden. La victoria era posible.
Los constitucionalistas toman la fortaleza Ozama, depósito de los cascos blancos, haciéndose así de numerosas armas que se suman a las conseguidas en los asaltos a los puestos policiales.
El gobierno de los Estados Unidos, con el pretexto de proteger vidas y bienes de ese país, envía 42.000 hombres a la isla e instala un gobierno de reconstrucción nacional al mando del general Imbert Barrera.
Caamaño exclama que, de no ser por la intervención norteamericana, la guerra hubiera ya acabado con un triunfo de la constitución. Se planea un ataque a la fortaleza de San Francisco e incluso hubieron planes de atacar San Isidro, base de operaciones de los leales.
Se establece un corredor que separa en dos a los constitucionalistas que son atacadas por la fuerza aerea y la marina leales y por los estadounidenses.
Las fuerzas constitucionalistas están compuestas mayoritariamente por civiles armados, organizados en "comandos" que se forman en cada barrio, con un comandante y un subcomandante como toda oficialidad y que responden directamente ante Caamaño. Muchos están desarmados y van obteniendo fusiles a medida que logran obtenerlos de compañeros o enemigos caídos. Mientras tanto, eran entrenados en tácticas guerrilleras en alguna de las academias formadas por el comando central y recibían adoctrinamiento político.
También se les alimentaba y vestía, tarea que compartía todo el pueblo.  Todo eso sin tocar uno solo de los bienes particulares que quedaron en la zona controlada por los rebeldes. Los "colmados", tiendas y bancos fueron custodiados para evitar que fueran robados y se impuesieron severas penas a los trangresores.
La excusa de Estados Unidos para invadir por segunda vez al país (lo había ocupado desde 1916 a 1924) era que no podía permitir el establecimiento de otra Cuba en América Latina y se ocupó de distribuir listas de nombres de infiltrados comunistas entre la opinión pública mundial. Por supuesto, había comunistas en las filas de Caamaño, pero no era en pro del establecimiento de un gobierno de izquierda que se habían alzado y resistían, sino, y esto constituye su mayor mérito y su dignidad, para que se cumpla la constitución, para que retorne la democracia y el pleno uso de las libertades civiles.
La OEA, convocada de urgencia por Estados Unidos, resuelve el envío de una fuerza de paz encabezada por Brasil. En lugar de mediar entre ambos bandos se ocuparon de atacar la zona rebelde.
El 19 de mayo, los constitucionalistas intentan tomar el palacio nacional, pero son repelidos por francotiradores estadounidenses. Mueren muchos de los mejores hombres de Caamaño, pero esto no doblega la voluntad de resistir.
A un mes del alzamiento, 4500 civiles habían perdido la vida.
El 15 y 16 de junio, tropas de Estados Unidos inician un ataque general sobre los rebeldes que resisten la embestida. Una vez más, son los civiles los que llevan la peor parte.
Según las memorias del coronel  Roberto Cubas Barboza, enviado por el ejército paraguayo a la misión de paz, las fuerzas consitucionalistas se conformaban de la siguiente manera:
"La casi totalidad de los casi 5 ó 6 mil hombres son irregulares, algunos con uniformes y cascos amarillos, y un elevado porcentaje de muchachos de 14 a 16 años, armados con metralletas y rifles 22 con mira telescópica. No cuentan con artillería y un solo tanque mediano francés con cañón de 105 mm. varios Jeep, unos 20 con ametralladoras 50 y 30. Algunas antiaéreas que funcionan cuando los helicópteros de observación se acercan”.
Las delimitaciones geográficas no se mueven, aunque la revolución no se extiende al interior del país excepto por algunas manifestaciones y unos pocos combates. Sin embargo, muchos combatientes de las provincias se unieron a la revolución llegando a Santo Domingo.
La determinación de los constitucionalistas a resistir obliga a entrar en negociaciones a las partes. El 30 de agosto se firma el Acta Institucional, con lo que se da por finalizada la guerra y se llama a elecciones para el año siguiente.
El 3 de septiembre, ante una multitud, Caamaño entrega el poder, dando una acalorado discurso en el que dijo:
"Porque me dio el pueblo el poder, al pueblo vengo a devolver lo que le pertenece. No pudimos vencer, pero tampoco pudimos ser vencidos. Nunca tal vez en la vida de los dominicanos se había luchado con tanta tenacidad contra un enemigo tan superior en número y en armas. Luchamos, sí, con bravura de leyenda, porque íbamos desbrozando con la razón el camino de la Historia. Ante el pueblo dominicano, ante sus dignos representantes que aquí encarnan el Honorable Congreso Nacional, renuncio como Presidente Constitucional de la República. Dios quiera y el pueblo pueda lograrlo, que esta sea la última vez en nuestra historia que un Gobierno legítimo tenga que abandonar el poder bajo la presión de fuerzas nacionales o extranjeras. Y tengo fe en que así será"
Las tropas de ocupación permanecieron en Santo Domingo. En un acto en memoria de las vítimas de la guerra en el Hotel Matum de Santiago, fueron atacados durante 5 horas Caamaño y sus hombres, resultando muerto Juan María Lora Fernández, de destacada actuación durante la revolución.
Caamaño es enviado a Londres como agregado militar de la embajada y desde allí ve como Joaquín Belaguer gana las elecciones de 1966. Los rumores de fraude son muy fuertes y se afirma que la presencia de las fuerzas de ocupación han influído decisivamente en el resultado de la eleccióin.
También, durante el gobierno de Belaguer, muchos ex constitucionalistas fueron asesinados, arrestados y exiliados, en una persecución digna de la época trujillista.














Años después, en 1973, Francisco Caamaño desembarcó en la playa caracoles para iniciar una guerrilla de liberación nacional al estilo cubano, pero cayó prisionero y fue asesinado junto con sus hombres.

lunes, 9 de mayo de 2011 Leave a comment

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